domingo, 8 de agosto de 2010

La excursión

Sábado 7 de agosto. 7:30 h. de la mañana.

Abro ligeramente los ojos después de sonar el despertador y ya se oyen voces de chicos. Hoy no es un día normal, nos vamos de excursión al parque Pairumani y no hay demora posible. Tres autobuses nos esperan para acomodar más de 90 niños y unos 20 educadores. Todo está preparado: la comida, las actividades, los materiales lo llevamos nosotros. Las risas y la ilusión, mayoritariamente ellos... y cómo contagian!!!

No está lejos del centro, llegamos en poco tiempo, que nos da para algunas canciones y muchas bromas.

El parque es hermoso. Lleno de eucaliptus, con zona de juegos para niños, agua, arena, lugares para perderse... ideal para todos los juegos que tenemos preparados. Primero dinamizamos una reflexión en grupos de edad, cuyo resultado se puso en común en un póster con el trabajo de todos los niños, desde los chiquitos de Benedetta hasta los mayores... ¡qué gusto daba ver dibujos y frases unidos, como todos ellos, en un sólo lugar, simbolizando esa misma unión en el Centro!

Después, juegos para todos. Diez pruebas divertidas en las que todos participaban. Desde los caramelos en la harina hasta reventar globos. En el parque sólo se escuchaban risas, gritos y a los chicos corriendo buscando sus pruebas. El almuerzo vino bien a todos, pero en seguida tuvieron ganas de seguir haciendo cosas.

En grupos, marchamos cuesta arriba buscando la cascada. Sólo llegó el grupo de mayores, con Julio, Celia y Anita. Raquel y yo, con Casilda, el doctor y Luz María, llevábamos a los pequeños de Mechy, imposible llegar tan arriba. Nos quedamos en un lugar maravilloso, con unas vistas increíbles, y con un arroyo encauzado que llevaba suficiente agua como para que los niños no tuvieran apuro en meterse dentro.

Imposible describir su alegría, lo que jugaron, lo que se divirtieron con lo que la Naturaleza les daba... nos divertimos, quise decir, porque también nos mojaron a nosotros y nos hicieron reír tanto...

Regresamos por la tarde sucios, empapados, felices y realmente cansados. Es una manera hermosa de compartir, de darnos cuenta que no son necesarias muchas cosas para que un niño tenga brillo en la mirada. Sólo la Naturaleza y mucho amor.


0 comentarios: