miércoles, 18 de agosto de 2010

Bailes en Cochabamba



Música: "Zelda", Philippe Plard.



martes, 17 de agosto de 2010

Para el recuerdo...

martes, 10 de agosto de 2010

Último día en Cochabamba

Parece mentira, pero ya ha pasado un mes.

Un mes vertiginoso de trabajo, diversión, acción, frío y calor. Viajes, cansancio y mucha satisfacción.

Nos hemos amoldado a este ambiente, esta vida y esta gente como si fueran nuestros, caminamos por las calles de Cochabamba como por las de nuestra propia ciudad. Pero llegó el momento de partir.

Divididas en dos, Raquel y yo empezamos a hacer maletas en pocas horas. Julio aún tiene dos semanas más de voluntariado aquí. Por un lado, la ilusión del regreso, de reencontrar a la familia, a los amigos, el calor del hogar (nunca mejor dicho. Dicen que es espantoso el verano español este año). Por otro lado, la tristeza de la partida, de dejar a los chicos que han compartido con nosotros su cariño, sus tareas y una parte de su vida.

De vez en cuando, alguien se acerca con un detallito, un regalo para que no les olvidemos... eso es imposible. Cientos de fotos quedan en el ordenador como testimonio de lo que hemos vivido. Cada imagen, cada nombre, cada anécdota quedan plasmadas ahí, como dentro de nuestro corazón.

No quieren que nos vayamos... o quieren meterse en nuestras maletas. Unos se lamentan, otros nos abrazan y no hay modo de moverse de un lado a otro. Los pequeñitos no son muy conscientes, menos mal. Hemos pasado gran parte de la mañana con ellos, repasando sus caritas, escuchando sus voces, para que nada de ello se pierda en el olvido.

Elena y Johny lo pasan mal, aunque sonríen. Y nosotros con ellos, es muy duro dejarles aquí, aunque sabemos que sus familias harán de ellos grandes personas.

Ahora, la mente está ya en casa. Los regalos comprados, los billetes de avión listos, el pasaporte y el visado en orden, imaginando la casa, los hijos, los padres, incluso el trabajo que llegará en dos semanas.

Es hora de partir, pero no quiero cerrar aún el blog... me gustaría, incluso en España, recordar momentos y personas que seguirán con nosotros siempre, a pesar de la distancia y del tiempo.

No tenemos palabras para agradecer a las Hermanas del Amor de Dios en Cochabamba por su cariño, hospitalidad, escucha, preocupación constante. Por lo que nos hemos divertido con ellas, lo que hemos compartido... Mati, Sole, Pure, Mechi, Casilda, Idelmina, Sandra y Marleny: GRACIAS DE CORAZÓN!!!!

Para el personal educador, una cariño inmenso, que lo merecen todo: Ingrid, Celia, doña Aydee, Anita, prof. Juan Carlos, Mechi, siempre en nuestros corazones.

No podemos olvidar al resto del personal del centro, que nos han puesto todo muy fácil, nos han enseñado mucho y nos han dado todo su calor: María, Germán, Luz María, el doctor Pastor, don Victor, don Eliseo...

NUNCA OS OLVIDAREMOS. GRACIAS AL CIE USERA POR SER LO QUE ES, POR LA GENTE QUE LO FORMA, POR LA VIDA QUE OTORGA, POR LOS CHICOS, POR TODO EL AMOR.

domingo, 8 de agosto de 2010

La excursión

Sábado 7 de agosto. 7:30 h. de la mañana.

Abro ligeramente los ojos después de sonar el despertador y ya se oyen voces de chicos. Hoy no es un día normal, nos vamos de excursión al parque Pairumani y no hay demora posible. Tres autobuses nos esperan para acomodar más de 90 niños y unos 20 educadores. Todo está preparado: la comida, las actividades, los materiales lo llevamos nosotros. Las risas y la ilusión, mayoritariamente ellos... y cómo contagian!!!

No está lejos del centro, llegamos en poco tiempo, que nos da para algunas canciones y muchas bromas.

El parque es hermoso. Lleno de eucaliptus, con zona de juegos para niños, agua, arena, lugares para perderse... ideal para todos los juegos que tenemos preparados. Primero dinamizamos una reflexión en grupos de edad, cuyo resultado se puso en común en un póster con el trabajo de todos los niños, desde los chiquitos de Benedetta hasta los mayores... ¡qué gusto daba ver dibujos y frases unidos, como todos ellos, en un sólo lugar, simbolizando esa misma unión en el Centro!

Después, juegos para todos. Diez pruebas divertidas en las que todos participaban. Desde los caramelos en la harina hasta reventar globos. En el parque sólo se escuchaban risas, gritos y a los chicos corriendo buscando sus pruebas. El almuerzo vino bien a todos, pero en seguida tuvieron ganas de seguir haciendo cosas.

En grupos, marchamos cuesta arriba buscando la cascada. Sólo llegó el grupo de mayores, con Julio, Celia y Anita. Raquel y yo, con Casilda, el doctor y Luz María, llevábamos a los pequeños de Mechy, imposible llegar tan arriba. Nos quedamos en un lugar maravilloso, con unas vistas increíbles, y con un arroyo encauzado que llevaba suficiente agua como para que los niños no tuvieran apuro en meterse dentro.

Imposible describir su alegría, lo que jugaron, lo que se divirtieron con lo que la Naturaleza les daba... nos divertimos, quise decir, porque también nos mojaron a nosotros y nos hicieron reír tanto...

Regresamos por la tarde sucios, empapados, felices y realmente cansados. Es una manera hermosa de compartir, de darnos cuenta que no son necesarias muchas cosas para que un niño tenga brillo en la mirada. Sólo la Naturaleza y mucho amor.


jueves, 5 de agosto de 2010

Días de fiesta


Estos días son especiales en el centro. La semana ha sido corta por muchos motivos.
Tuvimos reunión con los padres, y andamos de fiesta con el día de la independencia de Bolivia, que se celebra mañana, 6 de agosto.

Hoy ha sido un jueves especial: los desfiles de los chicos en edad escolar llenaron las calles de Cochabamba. En Avenida Circunvalación, aquí cerquita, hemos visto pasar cientos y cientos de niños, niñas y profesores impecablemente vestidos, muchos con disfraces, otros perteneciendo a bandas musicales, todos tomándose muy en serio lo que estaban haciendo.

Yo parecía una reportera, con mi cámara de fotos en mano intentando sacar buenas instantáneas de trajes y chicos... sobre todo, de los nuestros. Les aplaudíamos, gritábamos sus nombres, y la mayoría se avergonzaba, pero nos sonreían al pasar, momento que aprovechaba para tomar la foto deseada.

Aquí es un día especial, el de la independencia de los españoles. Hace 186 años que Bolivia se liberó y se celebra por todo lo alto. De hecho, mañana es feriado, no tendremos chicos en el centro. Aprovecharemos para recorrer la ciudad, y esta noche, para ver los desfiles en el Prado.

Quedan pocos días. Los niños lo saben y pretenden caber todos en nuestra maleta... nosotros sabemos que las cosas tienen que volver a su cauce, la vida a su curso, cada quien a su lugar y el trabajo, a su sitio.

Nos emocionó la reunión con los padres, tan distinta a las nuestras por tantas cosas. Sobre todo, por el esfuerzo inmenso que realizan la mayoría, con ingresos mínimos, con trabajos precarios, con vidas complicadas, por darles a sus hijos lo mejor que pueden.

Tener a esos niños aquí es una maravilla... el centro les provee de buena alimentación, educación en valores, apoyo escolar, un lugar recogido donde se les ama y se les cuida, donde se les iguala a todos en todos los sentidos. Pueden jugar, correr, estudiar, tener oportunidades que otros niños, con la misma situación que ellos, no tienen.

Por eso, esos padres luchan lo que pueden, incluso lo que no, para mantener a sus hijos aquí, sabiendo que es un buen modo de progresar en la vida como personas íntegras.

Raquel ofreció ese día un baile con sus hijos que les encantó, los tres les hablamos de esos chicos que nos han robado el corazón y de los que deben sentirse orgullosos, y hoy Julio preparó montones de tortillas de patatas para que probasen comida española, como regalo en este día importante. Ni que decir tiene lo que les gustó!!

Compartir... esa es la clave en estos días. Conjugar el verbo "aprender" en conjunto.

martes, 3 de agosto de 2010

Por amor

Por amor nos levantamos cada día a las siete en punto, esperando que a las ocho empiecen a escucharse sus voces.

Por amor compartimos la comida, el tiempo, el estudio, la limpieza y los momentos de risas y llanto.

Por amor dejo que me trencen el pelo tres o cuatro pequeños de dos o tres años, o que me jalen la polera (me estiren de la camiseta... todo se pega) o se me peguen a las piernas.

Por amor pierde Raquel la voz indicando "izquierda, derecha, molino, atrás" una y otra vez, sólo por verles las caras de ilusión mientras bailan.

Por amor Julio pasa horas en la cocina haciendo el pan mano a mano con ellos, pelando verduras, jugando a fútbol hasta bien entrada la noche.

Cada día, montones de amor se reparten en este sitio. No sólo el que nosotros damos a manos llenas, porque lo merecen y lo ganan en cada sonrisa, sino el que ellos nos brindan con una generosidad que pasma... nos regalan abrazos, besos, no se cortan al besar, al decirte que te quieren. Te dan pequeñas postalitas donde pone tu nombre y habla de la amistad... y te escriben que eres su amiga y que no te olvidarán.

Aquí se vive día a día sumidos en ese amor que se lleva dentro y que se reparte sin medida cuando sabes que puedes, que no hay intereses, que no hay engaño, que todo es limpio.

Esta semana es corta. El viernes es día feriado y el jueves hay desfile escolar. Allí estaremos, viendo orgullosos cómo nuestros chicos desfilan bien hermosos, dando ejemplo.

El sábado nos vamos todos de excursión, desde los pequeñines de Benedetta hasta los mayores... sabemos que será un gran día. Vamos a poner empeño en preparar ese día con ilusión, para que ninguno de nosotros lo olvidemos nunca.

lunes, 2 de agosto de 2010

La otra Bolivia

En un mes hemos visto y sentido tres Bolivias diferentes: la de inviernos helados en las alturas, la de la primavera eterna en el valle y, ahora, la de la selva húmeda y calurosa.

La selva tropical... el Chapare, una región salvaje y exuberante, cálida y cargada de agua, con una flora impresionante que haría las delicias de cualquier biólogo. En este caso, yo misma.

Cuando viajábamos hacia Villa Tunari, en pleno Chapare, el paisaje cambió de repente. A cada pocos metros, una cascada, un arroyo fresco corriendo montaña abajo, un río que se abría a nuestros pies... árboles desconocidos, altísimos, con enormes hojas. Helechos, varias especies de helechos gigantes regados por la Naturaleza generosa. Flores, de todos los colores... aromas. Aves surcando el cielo, y más agua a cada paso.

Los poblados del Chapare son distintos a los que habíamos visto hasta ahora. La extrema humedad hace que las chozas de madera estén degradadas en su mayoría, que tengan una estructura distinta para evitar el contacto con el suelo enfangado... y con las serpientes.

Villa Tunari es un poblado turístico, no en el sentido que nosotros en Europa le damos a la palabra. Hay muchos lugares de hospedaje, pero ninguna infraestructura, con lo que estar allí se convierte en una aventura.

Visitamos el Parque Machía, una reserva natural donde, durante tres o cuatro horas, caminamos observando la Naturaleza en su estado más salvaje y atractivo.

Los monos, antes en cautiverio y ahora rescatados por los voluntarios que viven durante temporadas en el parque, están por todos lados. Te observan, te persiguen por las ramas... sólo hay que respetar su territorio y no mirarles a los ojos para que te dejen en paz. Aunque no puedas evitar su curiosidad.

El sonido de la selva es maravilloso... el modo en que los animales se comunican, las ramas de los árboles mecidas por las aves, el presentimiento de que el puma no está lejos... acelera el corazón y refuerza las piernas, que tiemblan por el esfuerzo de la subida continuada.

Al final, un mirador espléndido y la cascada, premios a la larga caminata. Impresionadas y felices con lo que todavía guarda como un tesoro nuestra querida Tierra.

Por la tarde descargó la tormenta tropical y por la mañana temprano, el surazo nos trajo el frío. Viajamos a Chimoré, donde las Hermanas del Amor de Dios tienen casa, colegio y hospital.

La Hermana Vicky nos acogió con cariño, y nos enseñó el enorme colegio que recoge a muchos niños desperdigados por la selva. Mucho más rural, pero no por eso con menos espíritu Usera, más bien todo lo contrario. Un colegio para más de 1.600 niños que pueden tirar adelante en un lugar donde parece que sólo la coca sea la solución... y no es así.

Comimos con las hermanas, reímos con sus anécdotas y con los recuerdos de otros tiempos, nos deleitaron con arroz de paella con pollo estilo español y nos dejaron también con esa sonrisa en los labios de ver el trabajo bien hecho, aún tan lejos del hogar.

Hemos regresado cansadas, pero ha valido la pena. Bolivia está llena de tesoros por descubrir.

miércoles, 28 de julio de 2010

Días tranquilos


Los chicos regresaron a la escuela. La ola de frío parece que remitió, al menos en Cochabamba. Aquí el tiempo es benigno,
el calor de primavera acaricia la mayor parte del tiempo. Uno de los profesores de La Paz, con el que mantenemos el contacto, nos comenta que allá siguen sumidos en ese frío invernal que me regaló el resfriado del cual acabo de recuperarme.

De la semana pasada a ésta ha cambiado notablemente el ritmo, ya que los chicos vuelven a llegar en dos grupos, mañana y tarde. Ahora las cosas son distintas... hay más confianza, más rutina en la que nosotros encajamos. Las cosas se vuelven más fluidas, para ellos y para nosotros con ellos.

Entrar en el lugar de los pequeños es saber quién come y a quién hay que ayudar, quién va a pedirte besos y a quién hay que dárselos sin pedir. Cuando entra Raquel, ya sabe que le toca cantar "La pequeña ranita verde", que yo también tuve que aprender.

Cada uno de nosotros tiene su lugar en su momento, ellos nos buscan cuando nos necesitan, ya que tenemos un horario en que realizamos apoyos y talleres, y saben dónde estamos.

Están empezando los exámenes de segundo trimestre, así que el apoyo es fundamental. Se toman en serio las tareas, siempre contando con que la adolescencia es un momento difícil y que los mayores tienen más dificultades por eso. Pero estamos ayudándoles en todo lo necesario, y la danza y el deporte les da fuerza y buen humor para enfrentarse luego a las tareas diarias.

Me gusta mucho lo cariñosos que son todos, cómo se nos acercan cada día, de todas las edades, y nos abrazan y nos besan como si fuésemos parte de su vida desde siempre.

Algunas de las chicas intentan enseñarme quechua. Llevo papeles en todos los bolsillos llenos de términos en esa lengua y su traducción, pero confieso que es tremendamente complicado. Reconozco algunas palabras cuando me las dicen, pero me siento incapaz de reproducirlas al rato... lo sigo intentando.

Y la vida continúa al otro lado del Atlántico.

martes, 27 de julio de 2010

Lo inesperado


La vida da tantas vueltas y nos lleva por tantos lugares insospechados, que a veces sólo nos queda dejarla fluir.

Este fin de semana iba a ser de turismo, como teníamos planeado. El Salar de Uyuni nos esperaba, algo más allá de Oruro. Blanco y frío, con el cielo y el agua de un azul maravilloso.

Cuando llegamos a la ciudad, no sabíamos aún que nuestros planes se iban a cambiar por otros bien diferentes, pero que nos iban a dejar más huella.

Oruro no es grande, no es rica, es muy fría, mucho... las noches son hasta dolorosas, mientras que en las mañanas, el cielo es más azul de lo que nunca vimos y el sol abrasa hasta quemar. El Hogar de acogida para niñas "Penny" es una casa enorme, de finales de 1800, estructurada para dar cabida a muchachas huérfanas o abandonadas en las circunstancias más diversas. Allí, las Hermanas del Amor de Dios llevan trabajando mucho tiempo, aguantando el frío y los cambios con una sonrisa.

La Hermana Beatriz fue la encargada esta vez de acogernos y cuidar de nosotros, una mujer igualmente fuerte y serena, como todas las hermanas que llevamos conociendo en este país. Se ha de tener una madera especial para trabajar como trabajan. Ella fue la que nos convenció de la imposibilidad del viaje a Uyuni... ¡8 horas de viaje!. Y sólo hay movilidad nocturna. Imposible en un solo fin de semana.

Se ofreció para mostrarnos otras cosas de la ciudad, y fue un acierto: la Catedral, con la Virgen del Socavón, y el mismo Socavón, parte de una mina, hoy cegada por ese lado, que se ha reconvertido en museo y recuerdo de todas aquellas personas que vivieron y murieron para hacer de Oruro un centro minero importante en la zona.

Tiendas de bordados para trajes de disfraces, mercado, el pueblo minero de Huanuni, que nos impactó... lugares que encontramos en nuestro camino y de los que aprendimos.

Sin embargo, lo que nos ha quedado dentro ha sido el trato con las niñas del Hogar. Sus historias son duras, oscuras, no es lugar éste para relatar realidades que no imaginamos jamás para nuestros hijos. Sus rostros, sus miradas, el modo en que nos acogieron, sobre todo el trato con Julio, en el que vieron lo más parecido a un padre cariñoso que no tienen.

Sus risas y el calor de sus manos... nos dejaron huella, sin duda. Les gusta hablar de fútbol, son presumidas, tienen problemas, pero ese día los dejaron atrás para hacernos interminables preguntas y colgarse de nosotros. Cuando nos tuvimos que ir, dejamos atrás mucho más que niñas... dejamos vidas que en un momento u otro se truncaron y ahora sólo esperan algo que les devuelva el color. A algunas seguro que les llega. A otras, no se sabe, sólo esperamos que todas tengan su lugar en el mundo.

Nunca sabes cuál es el viaje definitivo. Por eso, hay que aceptarlos todos.

viernes, 23 de julio de 2010

Un día normal

Las cosas en el Centro transcurren vertiginosamente. Quizá porque el ritmo de trabajo es intenso, porque son muchos los niños a atender y de muy diversas edades, tal vez porque esta semana no fueron a la escuela debido a la ola de frío que atraviesa la zona (la cual nosotros no notamos de la misma manera) y los tenemos a todos, mañana y tarde, en lugar de estar repartidos en dos grupos, como es lo habitual.

La mañana empieza temprano. Aquí no hay persianas y la luz comienza a entrar a través de las cortinas a eso de las siete de la mañana. A las ocho estamos dispuestos en la cocina. Ayudamos con el desayuno de los chicos y lo tomamos con ellos: leche de soja, pan con mantequilla o mermelada... quedamos satisfechos todos.

Luego, mientras los chicos limpian y arreglan, nos dividimos el trabajo. Personalmente, me quedo a ayudar con los pequeños de Benedetta, a darles el desayuno, lavarles y ponerles crema y colonia. Eso del perfume les encanta y siempre me piden que "les ponga bonitos". No les hace falta, nacieron así, pero les pongo lo que quieren.

A partir de las 9:30 h empiezan las actividades. Esta semana tenemos talleres, ya que los chicos no tienen tarea por no poder ir al colegio. Unos van con Raquel a taller de danza: les está enseñando a bailar boleros y jotas.

Hay chicas medianas y pequeñas que tienen una gran habilidad con el baile y están aprendiendo estupendamente. Posiblemente hagan una representación.

Con Julio hacen educación física deportiva y un taller de expresión corporal; los chicos son los más aficionados, aunque a las chicas les encanta el fútbol. Necesitan disciplina y normas, pero para eso está el profesor.

En mi caso, realizo talleres de educación emocional. Dinámicas de tutoría de las que también hago en España, solo que aquí se convierten a ratos en un problema, porque la mayoría de estos chicos no están acostumbrados a expresar sus sentimientos ni a reconocer sus emociones. De todos modos, hoy hemos hecho progresos y nos hemos reído mucho, aparte de conocernos mejor.


A las 12:30, preparamos el almuerzo, nosotros comemos también con ellos. Y descanso hasta las 14:30, que aprovechamos para ponernos en contacto con las respectivas familias y amigos.En ese momento se cuenta con media hora de reflexión en la capilla. Celia nos explica historias de valores con su estupendo libro "Vitaminas para el espíritu", que hay días que no sé si nos sirven más a nosotros que a ellos. Celia es una gran profesora, una persona con facilidad de palabra y que sabe envolver sus explicaciones de un calor que llega muy dentro.

De 15:00 a 17:15, siguen los talleres de danza y educación física, mientras que yo me divido entre los pequeños y sus interminables meriendas y las tareas de los medianos... esas divisiones de dos cifras...

A partir de las 18:00 h, llega el silencio extraño y nuestro momento de descanso. Otro día conseguido. Actualizamos el blog, arreglamos fotos, preparamos la cena, comentamos el día y descanso a eso de las 22:00, que el día comienza, de nuevo, temprano.

jueves, 22 de julio de 2010

Experiencias humanas

Tres días en La Paz dan para mucho, pero lo que no pensábamos cuando decidimos viajar hasta allí para nuestro descanso semanal era lo que nos íbamos a encontrar a nivel humano.

El lunes nos quedamos en la ciudad como invitados del Colegio “Amor de Dios” de La Paz, y allí nos presentamos por la mañana. El colegio es una antigua hacienda reconvertida, amplia y hermosa, de estilo colonial, donde los alumnos se deben sentir en un ambiente totalmente familiar. Lleno de plantas, de luz, con un paisaje incomparable mirando al Illimani nevado.

Siempre se siente uno acogido en un lugar así, siempre se encuentra como en casa, pero tuvieron el detalle de presentarse los profesores de pastoral y de acompañarnos en una mañana en la que aprendimos mucho los unos de los otros. Comida en común y charla en común, sentados comentando las experiencias personales y profesionales en este nuestro complejo mundo de educadores.

Su experiencia en el campo de la transmisión de valores al alumnado es vasta y generosa: trabajan un proyecto ambicioso, el taller de trabajo comunitario, que pone a los alumnos mayores en contacto directo con realidades límite en otras comunidades distintas a las suyas. Durante 10 días, estos chicos conviven con el trabajo físico, con la ayuda al prójimo, con todo aquello que a veces negamos a nuestros jóvenes en un mal intento de protección hacia un mundo que no nos gusta para ellos, pero que para otros es obligado.

Estos chicos llegan a disfrutar tanto de lo que hacen que muchos cambian su proyecto de vida, acogiendo otros más humanos y cercanos. El colegio entero hace de este taller un bastión importante en el que basa la educación de los alumnos.

Muchas otras fueron las cosas que compartimos en la mañana, y nos quedó el gusto dulce de dejar allí a compañeros y colegas que llevaremos en el corazón, a partir de ahora.

Por la tarde visitamos el Hogar Villegas. En el Hogar de niños hay, hoy por hoy, bastantes pequeños en situación de soledad, bien huérfanos o abandonados en la misma puerta del centro. Antes se les daba salida mediante la adopción, interna o internacional. A día de hoy, no se permiten adopciones desde fuera del país, por lo que estos niños siguen creciendo fuera de una familia. El Hogar les proporciona muchas cosas, sobre todo cariño, alimento y atención médica, pero esos niños lo que quieren es papá y mamá. Recién llegada, una pequeña de apenas un mes te partía el corazón cuando cerraba la manita alrededor de tu dedo, al notar el calor cercano. Sales de allí planteándote tantas cosas...

La Hermana Pureza, directora del colegio, se esmeró en todo momento para hacernos sentir bien, para que nos llevásemos de la ciudad mucho más que la visión de un montón de edificios y calles caóticas. Nos paseó por lugares emblemáticos, nos llevó a mercados de artesanía, nos ofreció su casa para el descanso antes del agotador viaje de vuelta. Inolvidable su cuidado y su cariño.

Ya estamos en Cochabamba, de nuevo. Echábamos en falta las risas de los niños, los reclamos de atención matemática, deportiva o lingüística. Los juegos, la comida en común... y el clima. Esa eterna primavera sólo rota en las primeras y últimas horas por el frío del invierno.

lunes, 19 de julio de 2010

En La Paz



La ciudad de La Paz es enorme... se extiende a lo largo de muchos kilómetros cuadrados hacia las montañas, los cerros están abarrotados de casas muy juntas unas de otras, ofreciendo al extranjero un espectáculo poco común. Los Andes están algo nevados, el cielo es muy azul y hace frío, un frío que se mete por los huesos y te hace sentir más vivo.

Sus casi 4000 metros de altura sobre el nivel del mar necesitan adaptación para gente como nosotros... de nuevo el mate de coca hace milagros, y el sueño reparador. Se nota, de todos modos, subiendo cuestas o escaleras, que te falta aire. Desde aquí, partimos ayer de viaje a Copacabana, al borde del lago Titicaca.

Los niños le llaman "el mar" porque bien se le parece. El paisaje desde allí es delicioso, sentarse en la playa a ver romper las olas y mirar las montañas que lo rodean, un placer. La trucha es excelente y el ambiente del lugar, bohemio y lleno de color.

Hoy estuvimos visitando las ruinas de Tiwanaco, civilización pre-inca que debió estar rodeada de un esplendor impresionante. Apenas están reconstruídas, pero puedes imaginar sin mucho esfuerzo todo lo de hermoso que allí hubo.

Los tres hemos estado de acuerdo en que lo que llamaba la atención era el silencio, profundo como el azul del cielo, invitándote a recordar a los ancestros de esta tierra. Sólo roto por el ruido del viento que azotaba las montañas.

Ya nos hemos acostumbrado a manejarnos con los transportes locales, a caminar por la ciudad. A respirar el aire con poco oxígeno. Mañana tenemos un día extra para visitar a las Hermanas del Colegio Amor de Dios de La Paz. Nos han dicho cosas hermosas de él y, como las Hermanas de Cochabamba, sabemos que ellas son mujeres de coraje, cariñosas y firmes que dejan su huella en estos mundos, por pocas que sean.

Echo de menos a mis niños de Cochabamba, a los chicos y a los grandes... el martes ya volvemos al trabajo con ellos, con fuerzas renovadas.


Las fotos correspondientes a cada entrada serán introducidas más tarde. La disponibilidad de una buena conexión y de tiempo para subirlas al momento no es todo lo que quisiera. Poco a poco se irá actualizando todo. Gracias por la paciencia!!

sábado, 17 de julio de 2010

Fin de semana

Ya pronto llevaremos una semana en esas tierras. Hoy estuvimos de celebraciones varias, incluida nuestra bienvenida oficial con todo el personal del Centro. Una reunión familiar y muy agradable, donde todos hemos tenido la oportunidad de hablar y compartir lo que pensamos.

Esta semana ha tenido muchos momentos hermosos. Hemos reído mucho, con los chicos, con la hermana Sole, con las educadoras...

Me emocionan muchas de las reacciones de los chicos, el agradecimiento que demuestran con, incluso, pequeños detalles. Creo que los tres sentimos que estamos metidos de lleno en este mundo, que ya no notamos que no estamos en casa, excepto en esas pequeñas nostalgias que se llevan dentro de manera personal.

Dentro de una hora partimos hacia La Paz. Un viaje turístico, por un lado, en el que visitaremos el lago Titicaca, restos arqueológicos incas, la misma ciudad y también el colegio Amor de Dios de La Paz y el Hogar Villegas para niños huérfanos o abandonados.
Tres días en el que esperamos encontrar muchas cosas hermosas y nuevas realidades.

jueves, 15 de julio de 2010

Compañeros


Julio:

Es el profesor de Educación Física. Los chicos le tienen en un pedestal. Le admiran y le buscan, y tienen sus motivos. Es divertido, pero fuerte con ellos; sociable, pero con un punto de introspección. Sabe tratar a los mayores, pero se pierde con los pequeños. Y tiene una mano especial con las Hermanas y la cocinera...

Siempre está cuando se le necesita, siempre tiene una sonrisa y una palabra amable para todos, pero las reglas en la cancha son intocables.
Julio cree en el poder del deporte para hacer de la convivencia algo mejor, y para que los chicos aúnen esfuerzos y se apoyen los unos a los otros.

También él se esfuerza continuamente para dar lo mejor de sí mismo en este trabajo, a pesar del mal de altura que le ha aquejado más por el esfuerzo físico que realiza a diario.Compañero de aventura, de trabajo y, día a día, amigo. Algo de él se quedará aquí cuando deje el país a finales de agosto. Y mucho nos dejará a todos.

Raquel:

Compañera de aventuras, no sólo en estas tierras, sino en Barcelona, donde trabajamos juntas desde hace muchos años. Mujer polivalente; lo mismo baila jotas, que explica lenguas. Se maneja bien con adolescentes, y también con niños pequeños, diga lo que diga y le agote lo que le agote.

El clima de montaña es lo suyo... toma el sol a mediodía como lagarto, y se abriga hasta las cejas en la noche. Siempre dispuesta a todo, a aceptar retos y a no parar.

Independiente, pero buena compañera, no es difícil convivir con ella. Se adapta a todo y es trotamundos y todoterreno. Nos quedará mucho por compartir después de nuestra estancia aquí, más incluso de lo que ya estamos compartiendo ahora.

miércoles, 14 de julio de 2010

Trabajo

Horarios cambiados, costumbres distintas, comidas a deshoras (según nuestras costumbres, claro)... son cosas a las que uno ha de acostumbrarse trabajando en otro continente. Sin embargo, no cuesta nada cuando se está tan a gusto con lo que se hace.

Hoy empezamos a pleno rendimiento: Julio con los chicos mayores y la cocina, Raquel con los medianos y yo con los más pequeños. Por la tarde, ella y yo intercambiamos papeles, de manera que hemos trabajado con la mayoría de los chicos.

Hay problemáticas diversas en el centro: la mayoría de los muchachos provienen de familias con una desestructura importante, o donde el alcohol es el protagonista. Abandonos familiares, desnutrición... aún así, son agradables, sonrientes, con ganas de tratarnos.
Nos llenan de preguntas, quieren saberlo todo. Nos piden ayuda y pasamos momentos muy agradables compartiendo el tiempo y los conocimientos...
Mi debilidad personal son los pequeños. No les cuesta nada darte cariño, devolverte el que les das, pegarse al pantalón y preguntar mil y una cosa.

Cada uno de nosotros creo que ya tiene claro cuál es su lugar aquí, aunque nos ayudamos y nos intercambiamos roles de vez en cuando. Contamos con nuestro tiempo libre para contactar con familia y amigos y también tenemos la suficiente libertad para desarrollar momentos personales. Es algo que agradecemos a las Hermanas, aparte de su trato maravilloso y de su cariño incondicional, por supuesto.

Me gusta mirar las montañas cuando se pone el sol. Me gusta ver la Cruz el Sur cuando aparecen las estrellas... la luna empieza su cuarto creciente y espero ansiosa verla plena desde estas tierras. Como me siento yo misma.

martes, 13 de julio de 2010

En Cochabamba


Lo primero que vi, al despertar en el avión, fueron los Andes.
La primera impresión de tierra americana: la grandeza de las montañas, la vastedad del terreno. América te conquista con una sola mirada.

Llegamos a Cochabamba después de un día entero de viaje, de algunos retrasos y de bastante cansancio y hambre, pero con todas las maletas en su lugar y con mucha alegría. El cielo, de un azul espléndido que contrastaba con el frío del invierno austral.

El mal de altura duró poco... algo de fatiga, un poco de mate de coca, y a comenzar. Nos recibieron con más cariño del que pudiésemos imaginar, con los brazos abiertos y una sonrisa, que se agradece tanto cuando estás lejos de tu tierra. Sin embargo, tengo la impresión de que la vamos a echar de menos lo justo. Porque el trabajo es grande y porque estamos como en casa.

Hemos conocido a los niños con los que vamos a trabajar. Un grupo de pequeños, entre 3 y 6 años, y dos grupos más de muchachos hasta los 18 años.
Con ellos hemos tomado contacto esta mañana, en clases de apoyo y en el comedor.

El Centro "Gerónimo Usera" es grande, acogedor, limpio y hermoso. Con la belleza de lo sencillo, de lo hecho con cariño. Nuestra habitación es bonita y útil; soleada durante en día, conserva en calor en las frías noches andinas.

La gente de Cochabamba es franca, abierta y llena de buenas intenciones. La ciudad, muy bonita en el centro, con grandes avenidas, largos paseos, preciosos edificios coloniales y una historia larga a sus espaldas. Hemos paseado por el mercado de La Cancha, y visitado algunos lugares de interés, aunque todavía por encima... tenemos un mes por delante para conocer a fondo.

Mañana entramos de lleno en el trabajo diario, esas horas con los chicos que nos van a hacer felices a todos.

miércoles, 7 de julio de 2010

Aquí nos necesitan

Dicen que los viajes comienzan antes de subirse en el avión... y éste es un caso real.
En esta ocasión, empezó hace ya varios meses, con el anuncio en el colegio donde trabajamos de la campaña solidaria del año.

"Aquí nos necesitan, 2010" se dedicaba esta vez a Cochabamba, Bolivia. Allí, las Hermanas del Amor de Dios llevan trabajando desde 1958 con niños de diversas edades. A día de hoy, el Centro Integrado para la Educación "Jerónimo Usera" se ocupa de dar acogida, educación y protección a más de 100 niños a partir de los 6 años, sin dejar su núcleo familiar.
El Centro pedía ayuda esta vez... no sólo económica, sino por medio de voluntarios que pudiesen aportar experiencia, trabajo y tiempo.

A partir de ahí, mi compañera Raquel y yo decidimos intentarlo. En una reunión en Madrid, cerca de Navidad, consolidamos las intenciones y, junto con Julio, otro profesor de Zamora, nos comprometimos a llevar adelante el proyecto de voluntariado en el CIE.

El tiempo ha pasado muy deprisa desde entonces. Sólo faltan tres días para la partida, para ese viaje que nos llevará atrás en el tiempo, más allá del océano.

Barcelona-Madrid; Madrid-Santa Cruz; Santa Cruz-Cochabamba. El domingo 11 de julio estaremos allí bien temprano, con las maletas cargadas de ilusiones, de incógnitas, incluso de algún que otro miedo. Y, sobre todo, de ganas de realizar ese intercambio de vida.

Porque sabemos que allí hay mucho que aprender, mucho que dar y más que recibir.