jueves, 22 de julio de 2010

Experiencias humanas

Tres días en La Paz dan para mucho, pero lo que no pensábamos cuando decidimos viajar hasta allí para nuestro descanso semanal era lo que nos íbamos a encontrar a nivel humano.

El lunes nos quedamos en la ciudad como invitados del Colegio “Amor de Dios” de La Paz, y allí nos presentamos por la mañana. El colegio es una antigua hacienda reconvertida, amplia y hermosa, de estilo colonial, donde los alumnos se deben sentir en un ambiente totalmente familiar. Lleno de plantas, de luz, con un paisaje incomparable mirando al Illimani nevado.

Siempre se siente uno acogido en un lugar así, siempre se encuentra como en casa, pero tuvieron el detalle de presentarse los profesores de pastoral y de acompañarnos en una mañana en la que aprendimos mucho los unos de los otros. Comida en común y charla en común, sentados comentando las experiencias personales y profesionales en este nuestro complejo mundo de educadores.

Su experiencia en el campo de la transmisión de valores al alumnado es vasta y generosa: trabajan un proyecto ambicioso, el taller de trabajo comunitario, que pone a los alumnos mayores en contacto directo con realidades límite en otras comunidades distintas a las suyas. Durante 10 días, estos chicos conviven con el trabajo físico, con la ayuda al prójimo, con todo aquello que a veces negamos a nuestros jóvenes en un mal intento de protección hacia un mundo que no nos gusta para ellos, pero que para otros es obligado.

Estos chicos llegan a disfrutar tanto de lo que hacen que muchos cambian su proyecto de vida, acogiendo otros más humanos y cercanos. El colegio entero hace de este taller un bastión importante en el que basa la educación de los alumnos.

Muchas otras fueron las cosas que compartimos en la mañana, y nos quedó el gusto dulce de dejar allí a compañeros y colegas que llevaremos en el corazón, a partir de ahora.

Por la tarde visitamos el Hogar Villegas. En el Hogar de niños hay, hoy por hoy, bastantes pequeños en situación de soledad, bien huérfanos o abandonados en la misma puerta del centro. Antes se les daba salida mediante la adopción, interna o internacional. A día de hoy, no se permiten adopciones desde fuera del país, por lo que estos niños siguen creciendo fuera de una familia. El Hogar les proporciona muchas cosas, sobre todo cariño, alimento y atención médica, pero esos niños lo que quieren es papá y mamá. Recién llegada, una pequeña de apenas un mes te partía el corazón cuando cerraba la manita alrededor de tu dedo, al notar el calor cercano. Sales de allí planteándote tantas cosas...

La Hermana Pureza, directora del colegio, se esmeró en todo momento para hacernos sentir bien, para que nos llevásemos de la ciudad mucho más que la visión de un montón de edificios y calles caóticas. Nos paseó por lugares emblemáticos, nos llevó a mercados de artesanía, nos ofreció su casa para el descanso antes del agotador viaje de vuelta. Inolvidable su cuidado y su cariño.

Ya estamos en Cochabamba, de nuevo. Echábamos en falta las risas de los niños, los reclamos de atención matemática, deportiva o lingüística. Los juegos, la comida en común... y el clima. Esa eterna primavera sólo rota en las primeras y últimas horas por el frío del invierno.

0 comentarios: