viernes, 23 de julio de 2010

Un día normal

Las cosas en el Centro transcurren vertiginosamente. Quizá porque el ritmo de trabajo es intenso, porque son muchos los niños a atender y de muy diversas edades, tal vez porque esta semana no fueron a la escuela debido a la ola de frío que atraviesa la zona (la cual nosotros no notamos de la misma manera) y los tenemos a todos, mañana y tarde, en lugar de estar repartidos en dos grupos, como es lo habitual.

La mañana empieza temprano. Aquí no hay persianas y la luz comienza a entrar a través de las cortinas a eso de las siete de la mañana. A las ocho estamos dispuestos en la cocina. Ayudamos con el desayuno de los chicos y lo tomamos con ellos: leche de soja, pan con mantequilla o mermelada... quedamos satisfechos todos.

Luego, mientras los chicos limpian y arreglan, nos dividimos el trabajo. Personalmente, me quedo a ayudar con los pequeños de Benedetta, a darles el desayuno, lavarles y ponerles crema y colonia. Eso del perfume les encanta y siempre me piden que "les ponga bonitos". No les hace falta, nacieron así, pero les pongo lo que quieren.

A partir de las 9:30 h empiezan las actividades. Esta semana tenemos talleres, ya que los chicos no tienen tarea por no poder ir al colegio. Unos van con Raquel a taller de danza: les está enseñando a bailar boleros y jotas.

Hay chicas medianas y pequeñas que tienen una gran habilidad con el baile y están aprendiendo estupendamente. Posiblemente hagan una representación.

Con Julio hacen educación física deportiva y un taller de expresión corporal; los chicos son los más aficionados, aunque a las chicas les encanta el fútbol. Necesitan disciplina y normas, pero para eso está el profesor.

En mi caso, realizo talleres de educación emocional. Dinámicas de tutoría de las que también hago en España, solo que aquí se convierten a ratos en un problema, porque la mayoría de estos chicos no están acostumbrados a expresar sus sentimientos ni a reconocer sus emociones. De todos modos, hoy hemos hecho progresos y nos hemos reído mucho, aparte de conocernos mejor.


A las 12:30, preparamos el almuerzo, nosotros comemos también con ellos. Y descanso hasta las 14:30, que aprovechamos para ponernos en contacto con las respectivas familias y amigos.En ese momento se cuenta con media hora de reflexión en la capilla. Celia nos explica historias de valores con su estupendo libro "Vitaminas para el espíritu", que hay días que no sé si nos sirven más a nosotros que a ellos. Celia es una gran profesora, una persona con facilidad de palabra y que sabe envolver sus explicaciones de un calor que llega muy dentro.

De 15:00 a 17:15, siguen los talleres de danza y educación física, mientras que yo me divido entre los pequeños y sus interminables meriendas y las tareas de los medianos... esas divisiones de dos cifras...

A partir de las 18:00 h, llega el silencio extraño y nuestro momento de descanso. Otro día conseguido. Actualizamos el blog, arreglamos fotos, preparamos la cena, comentamos el día y descanso a eso de las 22:00, que el día comienza, de nuevo, temprano.

1 comentarios:

Rosario dijo...

Isabel, ya veo que no os falta trabajo. ¡Qué bien organizado lo tenéis!.
Gracias por hacernos partícipes de vuestra experiencia. Cada día es un placer, una alegría grande leer vuestra crónica. ¡Ánimo en todas vuestras tareas!
un abrazo Rosario